Papel innocuo.
He aprendido a volar.
Ya no me da miedo el sol, ya no me asustan las nubes.
El cielo parece hoy más inofensivo que ayer. Creo que sé volar.
Alzo mis brazos y me elevo.
Mis pies abandonan tierras pedregosas, y voy poco a poco perdiendo consciencia, sentido, dolor. Estoy ganando templanza, imaginación, coherencia.
Creo que sé qué significa ser volátil. Me fundo con la gravedad. Me sobra el oxígeno.
Estoy volando.
Los árboles se hacen pequeños, las personas parecen insignificantes desde aquí; el campo es fértil y sonríe. Los edificios son de juguete. Yo soy de papel innocuo y estoy volando.
Me olvido de recordar, no recuerdo saber pensar, y me desnudo al pasar la atmósfera.
Cuerpo de plastilina, extremidades de cartón, cabeza ligera y arrugado corazón.
Me siento la pura de las impuras, blanca flor tostada, azul camaleón dorado. Ilusión enamorada, eternidad robada, belleza absoluta en el atisbo de la naturaleza.
Yo sé volar.