31 de enero de 2009

Wonderwall

Permito que me roces por debajo del hombro y por encima de la rodilla.
Y si parece que quiero estar contigo, significa que quiero estar contigo.
No tengo tiempo para aparentar.
Deja de rondar mi espalda.
Haz que pare de doler.
Desgasta mi mano cursi.
Qué se calle.




An after all
you're my Wonderwall.


-Oasis




Vaya entrada de mierda.

25 de enero de 2009

Dentro de mi pupila.

Y tú no sabes cuánto me costó no evaporar tu cinturón con el roce de mis huellas frías.
Heladas.
Tú no sabes.

No puedes ni imaginar el esfuerzo invertido en despegar mi cintura de las patas de tu cama.
Mis ganas.
Es que no imaginas.

Te sería imposible contemplar la de veces que te minimicé para que cupieras dentro de mi pupila.
En mis ojos.
Lo conseguí.

Entre tu tejado y mi pecho.



Ni me escondo ni me atrevo.

-Despistaos


(Me da hasta vergüenza poner esta frase,
pero, bueno, la letra en sí no está mal,
no podía ser yo tan perfecta).

24 de enero de 2009

Peores pensamientos.

Podría decir, aproximadamente, muchas cosas.
Algunas buenas. El resto peores.
Y, sin embargo, me parece más adecuado apretar la mandíbula, taparme la boca con la mano, y tragarme el grito.
Y así hasta que mañana lo vomite o lo devoren las venas alcohólicas.

Porque si algo he aprendido es que de nada sirve aprender.
Estamos hechos para memorizar y expulsar.

Y yo,
básicamente,
no entiendo nada.

O quizás haya sido la única en entenderlo todo. Y por eso me debe de doler tanto la patata aórtica.

Ciegos, Sordos, Mudos.



No sé dónde quedó el rumor
que nos vio nacer.

-Vetusta Morla

20 de enero de 2009

Casus belli.

Entonces, yo me levanto, imploro fuerza al dios Sol, me recubro pecho y talones con escudos infranqueables, saco mi espada de acero inoxidable, fuerte y poderosa me postro,

y tú me miras, y ganas la batalla.

Ni siquiera sé por qué peleas en esta guerra.



Me he roto en tres partes;
una se la llevó el aire de una cuerda en re,
la segunda es una bohemia borracha,
y la última se ha convertido en poeta.
Quizás por eso me sienta tan rockstar.





A partir de ahora pondré a quién pertenece cada párrafo situado al final de las entradas, en el lado derecho, para ahorrar confusiones. Vamos, como hacía antes.
Y si no pongo nada... tachín, tachín, también es mío.

Momento de encuesta!

17 de enero de 2009

Pequeña bolita invernal.

Corazones asfixiados. Historias que se desnudan si no las miras pasar. Un relato a medio cocer.

Y nada.

Tu nada. Mi solicitud de todo.

Moderaciones aparte. Palabras de más. Tímidas cuerdas vocales.

Y nada.

Un punto suspensivo, y dos más. Acompañan nada. Mi pequeña bolita invernal se ha hecho mayor.



La marea me dejó islas inundadas
donde atrapar con mi red
una historia de piratas.







Dejadme vuestra opinión en esta encuesta, por favore.

13 de enero de 2009

Mañana, mejor.

Inconsciente que amanece consciente del paso del tiempo sobre sus rizos,
pues piensa, ingenua, que es sabio apoyar las decisiones en el reloj;
ya existirá un momento mejor.

Y no sabe, ella, que le fue denegada la eternidad,
por méritos propios;
abuso indiscriminado de la opción del mañana.



Vive mirando una estrella,
siempre en estado de espera.

7 de enero de 2009

Opulencia de congruencia.

Enmiedada. Del verbo enmediar. Del sustantivo miedo. De la preposición por y el pronombre ti.
Qué mal se me da esconderme, pero qué bien se me da esconderme.

Yo nunca, y digo jamás, y agrego un siempre aclaratorio, te he incluido en mis pupilas soporíferas.

Y, just in case, por si no lo ves, por si firmemente crees que acabas de leer una hoja en blanco, te corresponderé contestando que tú ya me entiendes.

Opulencia de congruencia.
Apología de la metáfora zorra que todo lo escabulle guiando el polvo hacia debajo de la alfombra.

Qué bien se me da esconderme. Enmiedada, aún mejor.



Soy como tú estás, soy como te sientas.

3 de enero de 2009

Parecer.

Bueno, hoy te eché de menos. Al parecer te recuerdo entre gotas ebrias.
Parecer, puesto que mentiría al negar que miento.

Te recuerdo siempre.

Dime la posición exacta en la que debo permanecer. Si acaso... si acaso he de permanecer.
Si acaso hay exactitud. Que no la habrá.
Bueno, qué más da. Yo suelo ser bastante poeta a ciertas horas; tú ya me conoces, yo ya no me voy a esconder.
Desencapuchada. Un poco más acelerada que ayer. En total concordancia con la incertidumbre.

Un puesto de farolas que revende cables a cambio de bombillas.

Yo.
Tú ya me conoces.



Mi pobre corazón en domingo.
Mi pobre corazón en pelotas.
Mi pobre corazón en fa sostenido.




Me siento sola en mi rincón... dónde estaréis.