Entonces, yo me levanto, imploro fuerza al dios Sol, me recubro pecho y talones con escudos infranqueables, saco mi espada de acero inoxidable, fuerte y poderosa me postro,
y tú me miras, y ganas la batalla.
Ni siquiera sé por qué peleas en esta guerra.
Me he roto en tres partes;
una se la llevó el aire de una cuerda en re,
la segunda es una bohemia borracha,
y la última se ha convertido en poeta.
Quizás por eso me sienta tan rockstar.
A partir de ahora pondré a quién pertenece cada párrafo situado al final de las entradas, en el lado derecho, para ahorrar confusiones. Vamos, como hacía antes.
Y si no pongo nada... tachín, tachín, también es mío.
Momento de encuesta!