Conjunción
Oblicuos paradigmas de modelos de situaciones,
desde la templanza del estómago impaciente, y
sonrisas volátiles a gusto del que las consume.
Un segundo, o dos, descartados de la recta final,
lacayos de la hora que envejece y rejuvenece
cuando latitud y altitud de bocas parejas amenazan.
En sentido yuxtapuesto, la piel huele a sábana,
copulativamente verbales parecen las labias caídas,
y, digamos, ilativo eco si la frase no se termina.
Mis aunques nunca, jamás, serán, para ti,
concesivos disyuntivos.
Tembleque de conjunción si dubitativa.
Y pa’ mi triste playa quiero tus olas,
pa’ mi fuente seca, tu manantial.
Me noto sediento y va siendo hora
de ponerse al lío
y beber del río que hay en tu mirar.
-Sínkope
pa’ mi fuente seca, tu manantial.
Me noto sediento y va siendo hora
de ponerse al lío
y beber del río que hay en tu mirar.
-Sínkope
3 comentarios:
Para quien serán tus aunques?
Interesante prosa. Enigmática, laberintiva.
la palabra "tembleque" se me hace encantadora..
la sabana huele a guerra entre piel y otra piel.
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