Liberté.
¿Puedes tú decirme qué se siente al sentir?
He perdido el norte, antes me gustaba el sur, ¿dónde estoy?
La historia continúa un ritmo incapaz de verse alterado, se me caen los ojos, y mi cuerpo ansía liberté, como decía aquel, ¿por qué no me puedo marchar? ¿Por qué te empeñas en anclar mis pies a esta tierra sucia? Déjame, que prometí tocar las estrellas.
Déjame, déjame hasta que venga ese que me desnude. Recuerda que pedí revolución, y revolución parece haberse entretenido por el camino.
Pero, mira, los pájaros vuelven a salir a cantarnos la bulería del amanecer, quizás sería momento de recoger mis bártulos y huir al tierno país de las maravillas, ¿crees que Alicia me estará esperando? El conejito blanco murió, no estará allí. Murió porque su reloj murió, y no hubo nueva hora para él.
No te entristezcas, que ha salido el sol. Vente conmigo que te llevaré allá donde vaya yo. Suelo sonreír. Tú también sonreirás.
Y dime, ¿dejarás luego que despegue? Me aguardan.
Ven, futuro.
3 comentarios:
creo que alicia te espera con alguna copa y lo del conejo que importa quien necesita reljes solo el instinto de la pasion marca el tiempo
"Recuerda que pedí revolución, y revolución parece haberse entretenido por el camino"
¡¡¡Linda frase!!!
No siempre es un delirio lo que uno piensa. En muchas ocasiones responde a un deseo latente adentro nuestro.
Hago alusión al TAG: "delirando tras el primer café"
Saludos
Después de leer "Papel inocuo", esta libertad parece premonitoria. Me ha encantado la figura de esos pájaros cantando bulerías... Voy al Papel a comentarte. ;)
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