Petunias celestes.
Ven, huéleme;
mi piel suporífera acepta tu letargo.
Y por eso huelo a espera;
de las que saben que sí,
de esas que esperan por placer.
Trillo tu semblante a costa del mío, valle escaldado de petunias celestes.
"Me alivias".
Y me mira de reojo
cuando cree que no la miro,
cómo no voy a mirar si arde como el rastrojo en cuanto me descuido.
-Marea
cuando cree que no la miro,
cómo no voy a mirar si arde como el rastrojo en cuanto me descuido.
-Marea
3 comentarios:
La espera emana un buen olor.
La desesperación no.
por cierto; las petunias son preciosas.
Y por eso huelo a espera, por que nunca se cuando volvere a verte y cuando te tengo a mi lado, inhalo fuerte entre tu cuello y tu oido, para llenarme de ti y seguir oliendo a espera...
Como siempre... dando en el clavo.
Un abrazote!
Ah, pues hoy va de regresos...
Se te quiere como siempre. O más.
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