Aguaceros de luz
Aguijones de papel. De papel de pantalla de ordenador. Nuevas máquinas de escribir. Nuevos escritores; nadie les conoce y nadie les quiere conocer, pero se retroalimentan de aplausos de luz, de luces de pantalla de ordenador. Espejos cóncavos donde esconder la cabeza, donde se refleja sólo hacia dentro, donde todos se ven y pocos se miran. Servicio de guardería permanente para adolescentes con tendencias suicidas y mentiras piadosas, para estudiantes de matemáticas que quisieron diseñar zapatos, para abogados casados de inclinaciones sintoístas; para octogenarios modernos.
Famas que son mar, sales y se evapora. Sales y eres pesado, sales y sólo resta la sal que te impregnó en el interior, que suele escocer. Es la ilusioria conciencia de quien la busca donde no la va a encontrar, pero es placentero el aguacero que, como la lluvia, repentina, impetuosa y de corta duración, te moja sin calar.