30 de diciembre de 2008

Dejarse llevar suena demasiado bien.

Agarrar el viento que mueven tus pies al caminar. Eso hago.
Piensan que por el oleaje mi marea se mareará. Ingenuos.
"Dejarse llevar suena demasiado bien" haz que se calle. Apaga la música. Mi conciencia también.
Inquisitivamente corro, por si hay de quien necesita tortura y se une a mis pasos.
Yo nunca he dejado de correr. Y si corro es porque no sé acertar con los destinos, por ello prefiero no mirar.
Y el instinto siempre me ha ido mal.

Me fumo las velas por rellenarme de humo y vicio.
Mi cintura se enrojece si la haces sonreír.
Me están temblando hasta las huellas de los dedos.
Aguanta mi copa mientras me descalzo. Creo, creo que voy a echar a correr.



Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco,
no hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando.

24 de diciembre de 2008

Erróneamente bien.

Creo que soy infinitamente más infinita en tu infinitud.
No sé cómo lo verás tú, pero a mí se me acaba de ir de las manos.
Y aunque podría anclar una palabra a una coma y coma con metáfora derruida, jamás sería capaz de hilar con la fuente Verdana lo presuntuosamente ciega que estoy.
Ni que decir tiene lo, además, equivocadamente a gusto y entretenida que paseo sobre tu brazo.

Vamos, que estoy acojonada.



Él corría, nunca le enseñaron a andar,
se fue tras luces pálidas.
Ella huía de espejismos y horas de mar.


20 de diciembre de 2008

Tiempo.

Cinco minutos para caer, setenta y dos horas para comprender; el resto del tiempo para aprender.

Y yo tengo esa eternidad aún por contar.
Y resulta que posees el reloj.

Qué giren las manillas.



I hope you don't mind that I put down in words...

17 de diciembre de 2008

Corazón.

Siempre habrá un hueco
en toda habitación
lleno de tu olor.

Siempre habrá un segundo
en todo reloj
lleno de tu voz.

Siempre habrá un momento,
un soneto,
un verso,
una canción
tejidos para ti.

Siempre tendrás despierto
un corazón
donde quedarte a vivir.



Por siempre.

16 Dic. 2007

14 de diciembre de 2008

Ya hemos llegado.

-¿Hemos llegado ya?
-No.

-¿Hemos llegado ya?
-No, no aún.

-¿...Ya?
-Te avisaré.




-¿Hemos llegado ya?
-Sí.
-Mierda, parecía estar más lejos.




...Y ahora no sé volver.




Déjame ir contigo rebelde y risueño,
déjame ir contigo libre como el viento,
déjame ir contigo que en ti están mis sueños.
Déjame ir contigo.

5 de diciembre de 2008

Tanto.

Tengo tanto que decirte
que no sé por dónde empezar.

Quizás comentándote que soy esclava de tu sonrisa térmica y que estoy segura de conocer todas las ramificaciones de las palmas de tus manos te hagas una idea del ritmo de mi mente predispuesta a la exorbitación.

O quizás no. Quizás sea mejor seguir pisando tus miguitas.

En cualquier caso, tengo tanto que decirte,
que no sé por dónde voy a empezar.
Quizás deberías sentarte.
Quizás deberías escuchar.

Nunca se me ha dado bien la paciencia.




Y es por eso por lo que cambiaría mi guitarra por estar
atrapada y retorcida en ti.