15 de agosto de 2008

Hierba trepadora.

Ahora, y justo ahora me he dado cuenta de que te echaré de menos.
A mi forma o a la tuya, qué más da, si en el fondo es inevitable que cometas los errores que pusimos y clavamos en una cruz.
Supongo que la tentación tienta, tienta tanto a veces que somos capaces de pisar lo que tiñe de verde armonioso tu jardín espeso y subestimar la fuerza de la hierba trepadora. Pero ya es tarde, amigo, aquella que se mantuvo intacta sobre tus hombros parece haber perdido la fuerza y las ganas de seguir trepando por tu espalda. Y se ha caído.

Yo sólo exijo que a mí no me subestimes, y no comiences a pensar que ya no puedo leerte la mente, pues he aprendido a apreciar los detalles que brotan de tus ojos, de tus manos cuando se sienten tersas y se apoyan en tus rodillas porque no saben volar.
A mí no me subestimes, sé que aquella quien te abraza no es la felicidad, y si lo sé es porque yo te vi feliz.

Qué el camino que has tomado no te arranque la versatilidad, nos veremos bajo alguna luz, quizás artificial.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre hay una luz al final de toda oscuridad.
Un saludo...

Anna dijo...

Claro que no, no dejes que te subestimen nunca. Nadie merece ser subestimado. Me gusta que a los comentarios los llames "sonrisas" ;)
En fin... el amor viene va... cuando menos lo esperamos!

Diego López dijo...

hé sentido esa ansia
cuando leía un texto
donde hablaba de Madrid
en los martes por las tardes
y una terraza
que nos mezclaba
ente cafés
y algún que otro intento
de texto.

también te hecho de menos,
esas conversaciones donde uno
le recriminaba al otro
lo que jamás haría
las extraño, sí.
extraño tu anarquía,
tus sonrisas mal paridas.
te extraño, Soraya mía.

Anna dijo...

He leido el post de tu otro blog, MUY interesante, y muy bien presentado. Desgraciadamente no tenemos nada que hacer...
Te felicito.
Saludos!

Anónimo dijo...

Leer tu blog con Muse de fondo es causa suficiente para sentirse envuelta en otro ambiente, en el ambiente triste y desafiante de tu escrito.
Saludos!

Anónimo dijo...

Olé, Smyle. Te entiendo perfectamente. Pero piensa, que hay quienes prefieres la hamburguesería al restaurante de lujo. Y es que hay gente pa' to.

Besos.

P.D.: ¿y la sorpresa?