4 de septiembre de 2008

Oveja morada.

Me dirás que soy una inconsciente, que demasiado peso lleva ya mi mochila como para debatirme entre un sueño y otro que no llega a sueño, pero sabe bien.
Pensarás que necesito alimentar mi vacío emocional con suposiciones de felicidad. Que, a estas alturas, debería escuchar los dichos que mi padre ladra, que no se alejan de la realidad, sino que la ponen al filo de una piel que no asume las realidades preconcebidas.

Me podría haber dedicado a montar un mundo estático y conforme al exterior, sí, simplemente tenía la oportunidad de no romper con la cabeza la exagerada capa de ozono que hay entre la juventud y la inquietud del joven que siempre detestó la juventud.

Y yo, sin embargo, me enamoré de las metas que los mortales temen nunca conseguir, y entremezclé mis uñas con el bien y el mal y obtuve un rango inmortal que me hace ver por encima de los deseos de los demás.
Yo no sé aceptar, y acepto ser testaruda, caprichosa y amante de la parte vanal que tiene el destino.
Yo no nací para pisar cuidadosamente las piedras de mi camino, sino para crearlas y emborracharlas a base de locura noctura y sinsentido por doquier. Me gusta pertenecer a la zona ilógica del universo que decidió que el pastor no era un buen guía; yo he elegido obviar que el atajo es el camino más fácil y rápido, y por ello ando rutas alejadas del mundo aquel que recluta ovejas blancas.

Jamás olvidaré aquella mañana en la que no me desperté y pensé "Es divertido ser yo. Me gusta ser yo".

Con mis mentiras y todo.



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¿Por qué estoy en el fondo de todo y empiezo a creer?
Ésta es la historia de mi vida,
éstas son las mentiras que me he creado.

Me he encontrado al final.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno, Smyle. Y yo que siempre había estado orgulloso por considerarme oveja negra, ya ahora me doy cuenta que cada una tiene su color! Saludos y baladas. :)

Anónimo dijo...

Bienvenida al club de los descarriados...
Es un placer leerte pues, cada sílaba, se saborea con el dulce encuentro de una verdad infinita.
Un saludo enorme.