30 de septiembre de 2011

Destierro

Caen por desterradas las pestañas cerradas de tanto reír, los antojos de ojos abiertos para verte mejor, las costras sobre las puntadas, los derrapes en las carreras. A veces olvido se traga tu timbre de voz, la impotencia que me daba no dar, el tinte de tus ojos, la comisura de tus labios. Pero siempre me quedan los restos de tu sonrisa, el aire de tus pupilas, las yemas de los dedos ensuciadas de tocar, el placer de haber quebrantado tus palabras.

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