13 de abril de 2008

Paradojas , aleatorio.

Y tú, ¿qué retienes?

¿Sabes? He esperado, de verdad que sí, esperé, esperé durante dos años. Mira mis manos. Mira mis ojos. Mírame. Esperé. Ha pasado tanto tiempo. Pareces otro. Yo ya no te conozco, no eres aquel por el que ansié la eternidad. Y, sin embargo, te conozco tanto. Vaya paradoja, ¿no?
Acabo de apagar un cigarro y voy a directa a por otro. Eso se me asemeja familiar. ¿Recuerdas? Los cigarros en medio de la noche espumada. Tú y tu... ¿ginebra? Bueno, nosotros y nuestro humo.
Tú me dedicabas versos proseicos de cuando en cuando. Yo te dedicaba la vida, yo era parte de ti. Tú eras tan parte de mí. Tanto como el mundo es parte de nosotros.
Escapabas. Te seguía. Corrías. Yo te seguía. Me buscabas. Me dejaba encontrar. Te quería.
Ahora lo pienso y me avergüenzo. A veces, hasta sonrío. Hasta lo echo de menos. Pero te veo, y desapareces. Desaparece mi aquel. Los treinta de diciembre me calumnian, porque recuerdo. Me acuerdo. ¿Te acuerdas?
Un dedo sobre la piel, y la piel sobre los dedos. Allí y aquí. Lo que era tu ayer representaba mi mañana.
El ayer. Todo pertenece al ayer. Incluso el ayer era parte del ayer.
Vaya, vaya paradoja.

2 comentarios:

Altan dijo...

Los ayeres siempre poseen otros ayeres, y estos a su vez, otros. Mejor no mirar atrás. Aunque no sea yo misma la más indicada para decirlo ;)
Pero si tienes que demonizar, demoniza, hija xDDD

Muchos besos mi madrileña preferida!

Diego López dijo...

quizás ese ayer, este esperando a que le cerremos la puerta.
no hay olvido, pero si hay finales.
el ayer nos hace lo que hoy somos, pero si aprendimos de el, podemos despegarnos sin volver a tropezarlo.

la leo, siempre la leo.
yo no olvido sus sonrisas, esa voz arenosa.
la quiero, mucho.

:)