6 de mayo de 2009

Petunias celestes.

Ven, huéleme;
mi piel suporífera acepta tu letargo.
Y por eso huelo a espera;
de las que saben que sí,
de esas que esperan por placer.

Trillo tu semblante a costa del mío, valle escaldado de petunias celestes.

"Me alivias".

Y me mira de reojo

cuando cree que no la miro,

cómo no voy a mirar si arde como el rastrojo en cuanto me descuido.


-Marea

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La espera emana un buen olor.
La desesperación no.

por cierto; las petunias son preciosas.

Asrham Rayeuk dijo...

Y por eso huelo a espera, por que nunca se cuando volvere a verte y cuando te tengo a mi lado, inhalo fuerte entre tu cuello y tu oido, para llenarme de ti y seguir oliendo a espera...

Como siempre... dando en el clavo.

Un abrazote!

Sergio dijo...

Ah, pues hoy va de regresos...

Se te quiere como siempre. O más.