23 de abril de 2009

Conjunción

Oblicuos paradigmas de modelos de situaciones,
desde la templanza del estómago impaciente, y
sonrisas volátiles a gusto del que las consume.

Un segundo, o dos, descartados de la recta final,
lacayos de la hora que envejece y rejuvenece
cuando latitud y altitud de bocas parejas amenazan.

En sentido yuxtapuesto, la piel huele a sábana,
copulativamente verbales parecen las labias caídas,
y, digamos, ilativo eco si la frase no se termina.


Mis aunques nunca, jamás, serán, para ti,
concesivos disyuntivos.
Tembleque de conjunción si dubitativa.



Y pa’ mi triste playa quiero tus olas,
pa’ mi fuente seca, tu manantial.
Me noto sediento y va siendo hora
de ponerse al lío
y beber del río que hay en tu mirar.


-Sínkope

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Para quien serán tus aunques?

Interesante prosa. Enigmática, laberintiva.

{Angie} dijo...

la palabra "tembleque" se me hace encantadora..

m a r i e dijo...

la sabana huele a guerra entre piel y otra piel.