5 de febrero de 2007

Ella.

Ella yacía sobre su cama, completamente estirada, con los brazos tendidos a los lados de su cabeza.
Quieta, mirando el conocido techo apenas sin parpadear. De vez en cuando, ladeaba su cara hacia la ventana divisando aquel cielo oscuro que se avecinaba sobre la tarde.

Habitaban pocos pensamientos en su mente, pues se había propuesto descansar un minuto de todo lo que le hacía mal. Sin embargo, sorprendentemente, le había arrullado una sola frase: "Y morir en este preciso momento y lugar", pero ella no se refería a morir como aquellos que ya poseen su fosa personal, sino morir interiormente, durante un rato, dejar fallecer su alma sin que eso afectara a su cuerpo, sólo durante un rato...

Espontáneamente, su posición cambió y quedó sentada sobre su edredón, ahora mirando la puerta, tal vez, imaginando una vía de escape que ella no había sabido encontrar, tal vez, recreando la salida a la muerte emocional, tal vez, mera casualidad.

Pronto se agolparon de nuevo sobre ella los ruidos y las voces que le hacían sentirse pequeña y perdida, comenzó a escuchar cómo la obligaban a mantenerse triste y evocada al fracaso, una simple frase que, a ojos ajenos, no tenía nada de especial, estaba consiguiendo retraerla a las cicatrices no cicatrizadas, a las palabras que eran para ella; estaba dejando de morir...

Se incorporó, se miró al espejo y consiguió distinguir una mirada que no era la suya, y unas ojeras que antes brillaban menos; se rozó las mejillas y con el tacto de las manos, se arañó el corazón.
Cerró los ojos y no volvió a despertar...
Ella quedó atrapada dentro de su propio y desconocido reflejo.








r En medio de un mismo recuerdo sofocador.

1 comentario:

Anónimo dijo...

uff...